Múltiples versiones del socialismo se han planteado y aplicado a lo largo de la historia humana particularmente a partir de la era industrial. Algunos de los más populares son el socialismo marxista (destrucción de las clases sociales y de la propiedad privada), la social democracia (forma enmascarada del marxismo) y el socialismo de la Tercera Posición (basado en el patrón trabajo).
El socialismo en su definición básica es una ideología política que designa aquellas teorías y acciones políticas que defienden en principio un sistema económico y político, basado en la propiedad o posesión de los sistemas de producción y su control administrativo por parte de los mismos productores o realizadores de las actividades económicas (trabajadores) y del control de las estructuras políticas civiles por parte de los ciudadanos. Por ello normalmente el socialismo se asocia a la búsqueda del bien colectivo, al desarrollo en cooperación e incluso la igualdad social, eso sí, las definiciones de estos aspectos del socialismo pueden variar drásticamente. En realidad el socialismo marxista y de la socialdemocracia son falsos socialismos, ya que históricamente han demostrado ser incapaces de cumplir con el propósito del beneficio a la sociedad sino que, al contrario, la perjudica.
El socialismo de la Tercera Posición fué puesto en práctica de manera más sólida y planificada durante el Tercer Reich 1933-1945 Großdeutschland. Gracias a los fundadores y partidarios del NSDAP (Partido Nacional Socialista Obrero Alemán) podemos comprender y conocer a fondo de que va este particular socialismo basado en el llamado patrón trabajo. La economía nacionalsocialista no sigiuió doctrina alguna, su único objeto era aumentar la productividad al servicio de la sociedad, pues cualquier sistema económico que fuese adoptado, independientemente de su origen o de sus dogmas teóricos, era valorado de acuerdo a sus resultados en la práctica. De modo que, si bien puede decirse que la economía nacionalsocialista era una economía ecléctica, que tomaba de cada idea lo mas provechoso para la sociedad, la esencia de la economía del Tercer Reich se resume en tres puntos básicos:
- Abolición del interés del dinero.
- Sustitución del patrón-oro por el patrón-trabajo (también llamado patrón-riqueza).
- El bien de la comunidad debe estar antes que el bien personal (Gemeinnutz geht vor Eigennutz).
El economista alemán Gottfried Feder, padre de la economía nacionalsocialista, en su obra Manifiesto para el quebrantamiento de la servidumbre del interés del dinero, dedicó un estudio específico al interés del dinero y por qué éste constituye un gran mal para un país.
La tesis del préstamo a interés, afirma Feder, es "el invento diabólico del supracapitalismo".
"Sólo ella posibilita la indolente vida de zángano de una minoría de poderosos del dinero, a costa de los pueblos creadores y de su capacidad de trabajo; es ella quien ha llevado a la sociedad a vivir contrastes abismales. El quebrantamiento de la servidumbre del interés del dinero significa la restauración de la libre personalidad, la salvación del hombre de la esclavización. El capital prestamista es tan infinitamente superior frente a todo gran capital industrial (dedicado a producción), que las grandes potencias del dinero sólo pueden ser enfrentadas eficientemente mediante el quebrantamiento de la servidumbre del interés del capital prestamista.
Sustitución del "patrón-oro" por el "patrón-trabajo"
En el capitalismo financiero plutocrático, el capital produce la riqueza, pero en la economía del Tercer Reich, es el trabajo el medio que la produce.
La economía nacionalsocialista se desliga completamente del sistema monetario basado en el interés, la deuda, el dinero-fiat y el patrón-oro. Sólo se emite moneda para pagar un trabajo realizado. La moneda está respaldada por el trabajo y la riqueza real de la nación, y no, como en el actual sistema económico, por cuestiones intangibles ni por recursos materiales que no existen en la práctica. La masa monetaria de un país debe ser exactamente igual a la riqueza real y tangible de dicho país y no que haya más dinero o menos dinero que bienes y servicios disponibles. Si el Estado desea crear crédito (dinero), antes debe crear riqueza.
Los beneficios producidos por las obras públicas costean su propia construcción. Por ende, las obras se pagan a sí mismas, y cada vez que se hace una obra, simplemente se crea dinero para pagar a los trabajadores y así aumenta la masa monetaria conforme al valor real de la obra. De este modo, el asunto de los impuestos sufriría una revolución total en un sistema económico nacionalsocialista: los impuestos podrían bajar muchísimo y hasta suprimirse del todo, lo cual era el objetivo final de los nacionalsocialistas.
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